UN ALTO EN EL CAMINO

Estamos en el ecuador del viaje y hemos tenido tiempo para mirar hacia atrás y darnos cuenta de todo lo que hemos vivido pero, sobre todo, sentido. Nos hemos dado cuenta de que no hemos logrado relatarlo en estas entradas y nos gustaría intentarlo. Es complicado transformar en palabras lo que aquí estamos viviendo.

Nos encantaría haceros llegar la gratitud de la gente, la amabilidad, el darlo absolutamente todo a personas desconocidas cuando sus circunstancias no son las más afortunadas, sentirte como en casa cuando sólo los conoces de cinco minutos, tener poco y darnos demasiado. Es impresionante la cantidad de muestras de cariño que recibimos: besos, abrazos, miradas, gestos, sonrisas,... ¿Cómo expresaros todo eso? Prácticamente imposible.

Con POCO... MUCHO! dice esa ya famosa frase que estamos viendo cómo se hace realidad gracias a esa gran familia que forma Karit.

Echando la vista atrás nos viene a la cabeza uno de los proyectos para el centro de San José Obrero (centro de rehabilitación de toxicómanos) donde, además de la futura construcción de una carpintería, se les proporcionó instrumentos musicales para el coro. Con ellos se ha dado lugar a que al asistir a una de las misas donde participan sea imposible que los pelos no se te pongan de punta, pero también ha servido para que el canto forme parte de su terapia de recuperación. Al llegar el domingo al centro, los chicos se pusieron a cantar una canción compuesta por ellos, dedicada a la madre. En ella hablan de su complicado pasado y de sus ganas de mejorar... Nada más empezar a escucharlos, nuestros ojos eran un mar de lágrimas y al mirarlos a ellos sentiamos su fuerza, sus ganas de luchar, su valentía cada día...

Llevamos desde el domingo sin escribir, pero ha sido por falta de tiempo así que intentaremos poneros al día.

Como ya os dijimos, el domingo por la noche asistimos a una reunión con la gente del cerro del barrio donde vivimos, para tratar temas sobre posibles futuros proyectos. Aprovecharon ese día para invitarnos a cenar y como siempre nos sentimos muy agradecidas por todo, pero en cambio éramos nosotras las que no parábamos de recibir agradecimientos. Algunos cenamos en una casita de madera y otros en la calle, en la pendiente del cerro con los perros y el frío pero todo eso parecía dar igual con tal de "hacer un compartir" como dicen aquí... (cuánto tenemos que aprender). Al terminar de cenar disfrutamos de música y bailes del Perú. Es increíble que a veces nosotros no encontremos el espacio para poder verrnos con nuestros amigos y esta gente deje todos sus quehaceres para disfrutar de ese compartir (con frío, calor, cansancio...).

El lunes nos fuimos a ver el PRONOEI "Rayito de Luz". En este caso el proyecto que se llevó a cabo fue la reconstruccion y equipamiento de esta escuelita de educación inicial no reglada en una zona rural sin ningún centro educativo en los alrededores. Anteriormente este centro estaba hecho de adobe y otros frágiles materiales y ahora se ha quedado preciosa y muy cuidada. Allí nos recibieron las maestras, las madres y los niños. Recibimos un nuevo y fuerte agradecimiento, sobre todo por parte de las madres que estaban encantadas e ilusionadas con este proyecto. Casi no se creían que sus hijos pudieran acceder a ese tipo de escuela pero gracias a la reconstrucción de la misma, las familias tienen la oportunidad de que sus niños acudan a la escuela.

Besos para tod@s. Os queremos.